domingo, 1 de septiembre de 2013

Blanca y radiante va la novia

ahora que veo la foto de una novia, con su vestido blanco, largo, incómodo y pesado pero preciosísimo que es lo que importa, con su velo blanco atado con mil (a)horquillas al pelo tirante, y no te muevas rápido que te lo cargas, con su largura aparatosa blanca, con su ramo de flores en una mano, la otra agarrada primero al padre, luego al marido... me pregunto dónde está la movilidad de estas novias más allá de permanecer hieráticas en ese que han interiorizado que es su día. el día más importante de sus vidas. Siempre en segundo lugar cuando alcanzan el estatus de madres, por supuesto. esa realización que nos convierte en verdaderas mujeres. Atadas y bien atadas... Defensoras a ultranza de sus cadenas de flores, oros y estrías.

cuanto más lo pienso peor me pongo... blanco, de pureza, de virginidad, de virgen maría, de conditio sine qua non, de obligatoriedad (que sí, que ahora ya no es así, pero me refiero a lo simbólico, y sí, en muchos sitios aún es así), únicamente exigida a nosotras, que se ha erigido nuestro himen a la altura de garante de la honra de toda una familia, de todos los varones de una familia. la virtud. inhumana. etérea. sin deseo. carente de sexualidad propia salvo la sexualidad a ellos debida. de obligado cumplimiento... cuanto más lo pienso peor me pongo...




... pero yo me caso por la iglesia, que es más bonito... 


 

Cada mujer esta obligada a conocer y reconocer su cultura para no participar de su transmision y poder combatirla.
Shirin Ebadi. Premio nobel de la paz 2003.

1 comentario: