Tetas, pelos, pezones, la barbie...

viernes, 12 de julio de 2013

Estaba yo nadando y rumiando. Esta mañana. Ayer rumiaba mientras sacaba a Ratatuil. Rumio en voz alta, mientras paseo, no cuando nado. Aunque nadando suelo tragar agua... Será que algo hago mal, o que respiro para dentro, que dice mi madre. Otro día hablaré de ese líquido que compartimos. Cuando nadamos. Juntas. Nosotras. Como hace tanto tiempo. Otro día.

Pensaba: tetas, pelos, pezones, la barbie... No me extraña que trague agua. Llego a casa y me topo con el artículo de la enorme  Beatriz Gimeno, que me inspira y me centra. No. Va a ser que no estoy desequilibrada ni en plan terrorista con el mundo. Va a ser que sólo estoy harta, como muchas otras hartas. Muy hartita. Como el café.

Con esa camiseta se te notan los pezones. Y queda mal. Ponte algo. Si se me notan los pezones es porque los tengo, igual que tú. Uno a cada lado. Y a mí no me parece que quede mal. ¿Que se notan? Pues mira tú que bien. ¿Que son grandes? Pues mira tú que bien. Es que quedan mal. ¿Quedan mal para quién? ¿Quién dice qué es lo que queda mal y lo que queda bien? ¿Quiénes? ¿Los mismos álguienes que nos soban, que nos meten mano, que nos desnudan, que se sienten con derecho a violarnos por aquel privilegio con que nacen por ser varones? Cuánta casualidad junta. No son alguien, son ellos.

Y yo, imbécil de mí, asimilo esas palabras a mi pensamiento, me avergüenzo de mis pezones y me compro unos parches de silicona para que no se me noten, porque queda mal. O, como dice Beatriz, me pongo unos esparadrapos (que en verano le he declarado la guerra al sujetador). Para que no parezca que voy provocando. Provocando... Unos segundos para la reflexión: para que no parezca que voy provocando.

Porque a los tíos lo que les han vendido que es una mujer, y lo que compran cada día, es la barbie. Y la barbie no tiene pezones. Tiene dos enormes pechos turgentes, sin venas, sin pelos (por las diosas que las mujeres no tenemos pelo de pestañas para abajo, qué cosas estoy diciendo) y sin pezones.

¿Pelos? ¿Alguien ha dicho pelos? Otro eterno. Las mujeres tenemos pelos en la cabeza. Una larga mata de pelo que es melena porque ya sabemos que las mujeres no tienen el pelo corto. Válgame el cielo. Tenemos pelos en las cejas, eso sí, depiladísimas. Y tenemos pelos en las pestañas. Pelos no, tenemos alas de mariposas en las pestañas. Tenemos mil pelos en cada pelo de las pestañas. Tenemos cortinas infinitas de pelos rizados que son capaces que provocar un tsunami... Siempre por obra y milagro del rimel de turno.

Tienes pelos (en los sobacos). Quítatelos (imperativo). ¿Y tú? Quítatelos tú también. Cuando te conocí no tenías pelos. A mí las mujeres me gustan sin pelos. A ti lo que te gusta es la barbie, que es lo que te han vendido que es una mujer. Con la cara lisa, las axilas lisas, con los brazos lisos, con el coño pelado y las kilométricas piernas suaves e imberbes como el culo de un bebé (y sin estrías y sin celulitis, por supuesto).

¿Cómo es posible que declinemos una invitación a pasar un rato divertido y refrescante en una piscina porque ¡no nos hemos depilado!? Es que tengo pelos. Normal, como cualquier persona. ¿Pero en qué tipo de mente enferma cabe esto? Lo explicas y como que no encaja. ¿Cómo es posible que hayan conseguido (esos álguienes) que nos avergoncemos de esta manera de nuestro cuerpo? Y la que no se depila es una guarra, por supuesto. ¿Esparadrapos en los pezones, visitas a escondidas al centro de belleza de turno para que nos quiten los pelos de los pezones (porque tú no serás de esas tías que tienen pelos en los pezones, ¿verdad?), pantalones largos para que no se vea que tenemos pelos en las piernas, hoy no camiseta de tirantes que no me he pasado la cuchilla, a ver si me quito el bigote porque queda mal y parezco cantinflas (te lo vas a quitar, ¿verdad? ¿verdad? ¿verdad? ¿verdad? ¿verdad? ¿verdad? ¿verdad?), ¡que no me he depilado bien las ingles y estoy ya en la playa!...

Pero no se vayan todavía. Hay mujeres que se quitan los pelos de los brazos con la depiladora eléctrica, con la epilady vamos. Y lo argumentan, es que tengo los pelos muy negros y mucha cantidad y queda mal. Queda mal porque la barbie no los tiene. Y hemos comprado, porque nos han vendido sin ni siquiera pedirlo, que las mujeres somos barbie o no somos mujeres. Punto.

Retomando el tema ingles, ahora resulta que también molestan los pelos del coño. Ni recortaditos. Que tienes pelos y no me gusta, que se me meten en la boca... Ya. Recuerdo a una amiga que chateaba con un tío y este le preguntó como tenía el coño. Como una actriz porno de los 80, respondió. Me parece que el tío buscaba otro símil. Algo tipo como la barbie. Pero resulta que mi amiga es una persona. Y las personas tenemos pelos. Y también se nos notan los pezones. Y nos da lo mismo.