lunes, 7 de julio de 2014

Piedras

El silencio y la tristeza infinitas



infinitas



Me gustaria regalarte una rosa, de esas que se encuentran en el camino. Pero hoy estoy triste, más triste si cabe. Solo tengo ganas de llorar e invocar el olvido. Nuestra casa era grande. Grande para llenarla de cariño, amor, peques y sueños. La saturamos de odio, furias e iras. Reproches, golpes y platos rotos. Silencios que rompen paredes. Miradas que hielan hornos. El cielo y el día que colmaban las esperanzas tornaron en angustias grises, monótonas y aburridas. De no querer salir a agolparse las ganas de no entrar. Y mirar desde la calle si hay luz. Y huir por las mañanas para no verte hasta la hora de la comida. En eso se ha convertido todo. Yo era tu vida, tu vida entera y tu eras todo, mi cielo y mis estrellas.  Me voy con mi tristeza a otra parte, porque aquí ya solo llueven piedras…



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