sábado, 18 de octubre de 2014

Desmitificando... Te haces vegana, pero eso es muy caro, ¿no?

Reconozcámoslo, las leyendas urbanas, los mitos y las fantasías nos gustan mucho, muchísimo. En temas desconocidos alcanzamos unas cotas de imaginación que me río yo de los peces de colores. Desbordamos... Creemos lo que oímos, lo que nos cuentan, lo que imaginamos... Y lo reproducimos como verdades absolutas. Entre esos axiomas de la clarividencia se encuentran los relativos a la vida vegana.


Dime que comes

Y digo vida vegana ya que rechazamos, las personas veganas, tanto el consumo como la utilización de productos de origen animal en todos los ámbitos, al considerar un horror el trato como mercancía, como industria, a los animales no humanos. Desde el de dónde vas a sacar las proteínas (si sólo las encuentras en los animales, te lo digo yo que soy nutricionista por la gracia del espíritu santo y los documentales de La2), hasta el vas a morirte de hambre porque no vas a comer nada (si eliminas los animales de la dieta, ¿qué es lo que queda?, nada. Todo el día comiendo lechuga. Te vas a cansar, te lo digo yo, es una moda pasajera que te ha dado). 

Entre toda la amalgama de pensamientos preclaros (mitos, leyendas, fantasías) del común de los mortales, aparece la del dinero: ¿te haces vegana con lo que cuesta eso? Bueno, desmitifiquemos...

Llevo meses indagando, buscando, investigando... porque antes de ser vegana no lo era y también creía en las leyendas, los mitos y las fantasías que rodeaban el mundo vegano. Bueno no, la del vas a adelgazar no la puedo creer ya que mi amigo vegetariano ¡no tiene nada de sílfide de el lago de los cisnes! Al motivarse mi decisión por cuestiones morales (tanto hacia los animales capaces de sentir como hacia las tres cuartas partes del mundo que se mueren de hambre para que yo, privilegiada del primero, pueda comer un filete de vaca), me daba un poco lo mismo lo caro o barato que pudierse resultar con relación a seguir participando en la orgía de la industria cárnica (un nombre muy bonito y muy aséptico en la misma onda que daño colateral).

Tomo las ideas de la página Gastronomía Vegana, ¡qué haría sin ella y sin tantas otras páginas en tanto a recetas, ingredientes, trucos, consejos!... Ser vegana-o es barato, asegura en el artículo dedicado a desmitificar esta leyenda. ¿Y por qué es barato? La respuesta nos come, siendo las legumbres, cereales y verduras la base de nuestra dieta. Resultan más baratas que la carne, el pescado y el marisco. ¿Cuánto cuesta 1 kilo de garbanzos, o cualquier otra legumbre? Menos de 1 euro. Recordemos que las legumbres constituyen el pilar básico en la ingesta de proteínas (existe la vida más allá de la proteína animal, sí). Imagina... no sólo podemos cocinar potajes sino también hummus, falafel, freírlos con verduras... ¡Con las legumbres podemos hacer hasta hamburguesas (para mí siempre filetes rusos)! Hay tantas legumbres como gustos y tantas maneras de preparar las hamburguesas como colores. Se trata de investigar.

Los alimentos preparados son más caros que si los preparamos en casa, veganos o no. Comer fuera es más caro que llevarse el tuper al trabajo. Es una cuestión de economía doméstica, en los tiempos que corren y los presupuestos con que contamos, hemos llegado a hacer verdaderos milagros, de tiempo y de dinero. Siempre encontraremos a aquellas personas, veganas o no, que compran productos preparados, que tiran las sobras... Al microondas o a la sartén y listo y lo que sobre a la basura. Es caro, por supuesto... En sus manos se encuentra la solución.


Hola Vegan


Recomendaciones básicas para ahorrar de manera sana y sencilla:

  • Fuera las comidas preparadas. Si no sabes hacer algo, en internet encuentras hasta tutoriales en vídeo, páginas excelentes, cursos presenciales...
  • Crea tus alternativas, cambiando un ingrediente ya tienes una comida diferente.
  • Ahorra tiempo al preparar las comidas, al comprar. Planifica el menú semanal, tan sólo le dedicarás 15 minutos. Compra en tiendas orientales, árabes e hindús y frutas y verduras de temporada, ahorrarás. En invierno compra verduras congeladas.
  • Prohibido tirar las sobras. Un poquito de arroz de un día con legumbres de otro pueden convertirse en una buena guarnición. Que sean sobras no significa que esté malo. Lo que no sepas aprovechar, congélalo (todo excepto las patatas, se quedan acartonadas).
  • Compra con moderación: ni más ni menos de lo necesario
Espero haber desmitificado al menos en parte la leyenda...
El próximo día veremos productos que podemos crear en casa y lo que ahorramos con ello, cocinar como para una boda y congelar, que se ahorra en tiempo y en dinero, entre otras cositas... ¡Buen fin de semana!

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