lunes, 6 de octubre de 2014

Olvidar(te)

¡Olvídate de mí!

Creo, y por creer sostengo, ya no hay recuerdos que olvidar. Es como si la cabeza hubiese eliminado los últimos seis años. No quedan recuerdos. Ni risas. Ni luz. Sólo vacío. La Nada.

Una puerta (sin pomo) cerrada.

Será la vida que me protege. Para no echar de menos. O para no echar de más. O directamente para no echar.

Buenas noches niños perdidos...

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